¿Qué podríamos hacer con un coche como este, abandonado en un descampado?
Se ha quedado en el limbo de los coches, entre la vida y el desguace, junto a unos bidones metálicos y contenedores de obra que ven pasar los años mientras el oxígeno actúa sobre ellos. Ya no queda ni una gota de la sangre inflamable que corría por sus venas, y su corazón mecánico ha dejado de rendir.
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